martes, 31 de agosto de 2010

Star Wars: La cultura del presente y pasado hacen el futuro

“Hace varios años, Raymond Williams (1962) definió sucintamente la cultura como “un particular modo de vida” moldeado por valores, tradiciones, creencias, objetos materiales, y por un territorio. La cultura es una compleja y dinámica ecología de personas, cosas, cosmovisiones, actividades y escenarios que fundamentalmente permanece estable, pero que también va cambiando en virtud de la comunicación de rutina y la interacción social. La cultura es un contexto.” (Lull, 1997).

Tomando cultura desde esta perspectiva, se planea demostrar como Star Wars en realidad es simplemente una conglomeración de elementos culturales en la actualidad, recordando a la cultura como nuestro contexto. Toda esta unión de problemáticas e historia se reflejan en una estética futurista, la cual también es influenciada por otros trabajos ya hechos al respecto, y todo esto adquiere el nombre de “ciencia ficción”.

Entonces, antes de entrar directamente a tratar a Star Wars como ciencia ficción, sería bueno definir ciencia ficción como género cinematográfico. Landete (s.f.) examina las definiciones del género según muchos autores y llega a la conclusión de que la ciencia ficción es “un conjunto de formas culturales de expresión que tienen en su contenido narrativo cualquier supuesta representación (personajes, problemas, tópicos, teorías, inventos...) del método científico” (Landete, s.f., pág. 17). En nuestro caso, hablamos de una representación “futurista” de la sociedad. Ya con este primer enunciado tenemos un problema para definir una representación futurista. Por ejemplo, se ha oído de representaciones futuristas utópicas y distópicas, las primeras buscando un lugar con una sociedad perfecta y las segundas buscando su negativo (León, 2007, pág. 52). Por otro lado, hay una seria crítica a la representación del futuro en la ciencia ficción como un futuro-presente.

Desde una perspectiva tecnológica, la visualización del futuro, primero, debe estar ligada lo máximo posible a una explicación según el presente de su funcionamiento. No podemos no hablar de elementos reales para explicar la maquinaria de un objeto futurista. Si no se hace así, el objeto queda tanto inverosímil como incomprensible. Por ello, las ideas futuristas “están encerradas en su presente tecnológico social y cultural” (León, 2007, pág. 29).

Sin embargo, no solo tecnológicamente hablando tenemos el resultado de un futuro-presente: “Como sostiene la tradición de los estudios sobre ciencia ficción, los escenarios y especulaciones que el género plantea sobre el futuro son más ricos si se interpretan como un análisis social del presente” (McCutcheon, 2010). McCutcheon también cita a otros autores con el mismo planteamiento: “la vocación más profunda [del género] reaparece una y otra vez para manifestar y poner en escena nuestra incapacidad para imaginar el futuro” (Jameson, 1982). Otro autor que McCutcheon cita es Doctorow (2009), quien dice que “la ciencia ficción es una literatura que emplea el recurso del futurismo para revelar el presente.”

Teniendo ya claro que el futuro, en Star Wars o en cualquier otra obra de ciencia ficción, siempre es una representación del presente, podemos ahora abordar las variadas problemáticas que cubre este film. Primero, vemos una influencia del periodo cinematográfico, en el cual las mujeres, aunque no eran representadas como inútiles ni relleno en la película, sí fueron puestas en un segundo plano bajo el mando de un héroe macho y aparecían en mucha menor cantidad como personajes importantes, tendencia que se dio desde los 50s y que se sostuvo con fuerza en la mayoría de las producciones cinematográficas y de televisión hasta mediados de los 90s. En el caso de Star Wars, Leia es un personaje fuerte, que sabe defenderse sola, pero que de todos modos su corazón es el premio para los héroes por rescatarla (Gauntlett, 2002, pág. 92).

Otro tema importante lo trata Mussei (2007), quien ve a Coruscant, capital del imperio galáctico, y ecumenópolis en sí misma (ciudad que ocupa el planeta entero), como una representación de varios problemas sociales y ambientales actuales. Coruscant es un planeta altamente industrializado que aparece en los episodios I a III, con edificios colosalmente altos, polución y pobreza extremas, entre otros. Entre las varias referencias, Mussei habla de Coruscant como Ciudad de México, en el sentido de la superpoblación y la polución que posee. También la relaciona con Sao Paulo por su arquitectura vertical y el peculiar aislamiento de los más ricos frente al resto de la ciudad, los cuales usan helicópteros como medio de transporte, evitando por completo cualquier contacto con la sociedad popular. Además, con la industrialización en Coruscant ya no hay espacio para el medio ambiente, o para actividades que no sean políticas o industriales.

Sin embargo, Mussei también trata otro tema de importancia relacionado con la creación de planetas en Star Wars. Por un lado, habla de cómo se toman inspiraciones en las pirámides aztecas y otras estructuras antiguas pero exóticas, para así generar un ambiente que, por futurista, se pueda ver exótico y familiar a la vez. Por otro lado, también habla de un caso peculiar de una analogía entre dos planetas de Star Wars – Duro y Fondor – y dos pueblos en la frontera EEUU-México, en la cual se da un dominio industrial de un lado al otro.

En el imaginario de los lectores estadounidenses, la situación de Fondor o Duro refleja cierta realidad (en gran parte fantasmagórica). En efecto, para describir el sistema económico dominante en la galaxia Star Wars, los autores escogidos por Lucasbooks no hacen más que mirar hacia la zona fronteriza entre México y Estados Unidos donde la industria maquiladora se ha desarrollado de manera desmedida desde mediados de los años sesenta. Al Norte, un establecimiento reúne las funciones de administración y gestión (es el papel atribuido a Coruscant). Al sur (el equivalente geopolítico y económico de Fondor), la planta de ensamblaje ve su papel limitado a funciones productivas centradas en el trabajo manual, aprovechando un marco jurídico y social más acogedor que en los Estados Unidos. (Mussei, 2007)


Tanto más se involucra George Lucas en el presente, que la película entera trata problemas morales, filosóficos y sociales de la actualidad. Por ejemplo, Lucas plantea la problemática política que hay entre la democracia, la república y la dictadura, mirando que no es importante cual elegir, sino cómo se maneja. Palpatine, en su ambición por poder, elige usar el método de superioridad militar como modo de dominación. Entonces, entra la discusión sobre si es mejor ser amado o temido al estar en el poder. Palpatine elije ser amado, mientras haya un temor externo – la guerra – que unifique al pueblo bajo su mandato y le conceda mayor poder, pero también temido, al castigar fuertemente a quienes se le opongan. Entonces, entra otra discusión sobre hasta qué punto se pueden tomar decisiones indemocráticas para salvar la democracia (Decker & Eberl, 2005, págs. 174-175). Y es que, hace menos de un año, tuvimos en Colombia esa misma discusión, ese mismo dilema de si permitir a alguien quedarse más tiempo del establecido en el poder, sabiendo que eso rompe las reglas democráticas ya establecidas, pero que probablemente pondrá fin a nuestro conflicto interior (guerrilla).

El ámbito político es tratado más a conciencia en los episodios I a III que en la primera trilogía. En cambio, en esta primera trilogía (la de los 70s), vemos una posición política mucho más simplista, que encaja más en la época plena de Guerra Fría, en la cual hay un imperio malvado que domina a todos con ayuda de la tecnología y una rebelión que quiere salvarnos a todos. Claramente, la problemática a tratar también está definida por las problemáticas del mundo real que el espectador vive para cuando sale la película (Decker & Eberl, 2005, pág. 169). En la guerra fría, el temor era el posible dominio político y tecnológico de la unión soviética, y de la tiranía que ésta representaba para el mundo capitalista.

Otro tema de discusión constante durante todos los films, es ver el destino como única salida. Nadie sabe con certeza qué tan escrito esté ya el libro de los eventos que vinieron y han de venir, pero en el film se habla de la profecía, de un destino que será inevitable. De cualquier manera, Luke también pareciera tener un destino, pero él lucha para controlarlo. De igual manera, en la actualidad, hay grandes problemas en determinar si se debe luchar por lo que se quiere o si se debe dejar que el curso natural de las cosas, impuesto por Dios, haga su trabajo.

Otro tema de discusión inevitablemente importante que trata Lucas en sus películas es la tecnología como involución. A través de Obi-Wan Kenobi, Lucas plantea cómo la tecnología actual ha degradado la historia, cómo ésta nos ha llevado a tiempos oscuros. Él habla de “un arma elegante para una era más civilizada”. Entonces, entra la discusión sobre hasta qué punto la tecnología nos brinda y hasta dónde nos quita (Decker & Eberl, 2005, págs. 107-119). Por ejemplo, en Star Wars, pudo darnos el hiperespacio, pero nos comió un planeta, figuradamente hablando (Coruscant, del cual ya había hablado antes) y nos comió otro planeta, literalmente hablando (Alderaan, el cual explota al usarse un arma de destrucción supermasiva: La Estrella de la Muerte). Lucas ya había tratado la discusión sobre el dominio de la tecnología sobre nosotros en la producción THX 1138, en la cual presenta un confesionario, en donde no hay sacerdote sino una pantalla con una imagen de Jesús y respuestas robóticas auto-generadas, una “unicapilla”. Al final, la voz dice, “let us be thankful we have an occupation to fill. Work hard, increase production, avoid accidents, and… be happy.”

Y, así como se toman referencias del mundo real presente, también se explora fuertemente el pasado. Por ejemplo, George Lucas parece haberse basado meticulosamente en una historia renacentista llamada The Faerie Queene (Simon, 1997). De ella, pareciera haber sacado toda trama y todo personaje que al final usa en Star Wars con pequeñas adaptaciones.

The Young and inexperienced Red Cross knight takes up the cause of an innocent woman named Una, fights an evil magician named Archimago, requires the help of a perfect knight named Arthur, learns religious faith from an old hermit named Contemplation, and finally masters holiness, an accomplishment that allows him to destroy the hellish monster that has taken control of Una’s land. In Lucas’ version of this story, the young and inexperienced Jedi knight Luke Skywalker takes up the cause of a innocent woman named Princess Leia, fights an evil magician named Darth Vader, requires the help of a less than perfect fighter named Han Solo, learns religious faith from two old hermits named Obi-Wan Kenobi and Yoda, and finally masters the Force, an accomplishment that allows him to destroy the evil empire, the hellish monster that has taken control of Leia’s republic. (Simon, 1997, pág. 32)

Simon también habla después de otros libros en los que Lucas se basó, como el Héroe de mil caras, el Mago de Oz y Blancanieves y los siete enanos. Sin embargo, la mayor parte de su historia – y otros elementos como personajes, puntos de giro – viene de The Faerie Queene.

Pero sus referencias no acaban ahí. “The director had encouraged McQuarrie to make C-3PO look like the robot from Fritz Lang’s Metropolis (1927)” (Windham, 2005, pág. 118). Aparte de Metrópolis, hablamos de “Leni Riefenstahl’s Triumph of the Will (1935), Victor Fleming’s The Wizard of Oz (1939), John Ford’s The Searchers (1956), and Akira Kurosawa’s The Hidden Fortress (1958)” (Winkler, 2001, pág. 272).

George Lucas también tuvo inspiración en el pasado histórico, como se puede notar cuando uno analiza la “República” y el “Imperio” que le sigue. En este caso, claramente se está tratando de una analogía al Imperio Romano, hace más de 2000 años, en la cual la república es disuelta a favor de un imperio monárquico. Al igual que en la película, el traslado de república a imperio fue algo gradual, iniciando con Julio César, el primer “dictador perpetuo”, al cual se le conceden poderes especiales sobre la república (Decker & Eberl, 2005, pág. 174). Entre las referencias que Lucas agrega a su película, está el uso de legiones de soldados imperiales – los stormtroopers, que incluso tienen influencia directa con la Alemania nazi, gracias a una tropa especial con el mismo nombre –, una guardia pretoriana que protege al emperador – en la película, los guardias élites, de rojo –, y una mano derecha del emperador, la cual era el ejecutor de sus mandatos, pero de los cuales hay registros históricos de lucha por el poder contra el emperador o entre manos derechas – en la película, Darth Vader (Winkler, 2001).

Al final, el mundo futurista de Star Wars está empapado de la cultura del presente, con los problemas del presente, enmascarados en el pasado. Todas las problemáticas son temas actuales, que aún se discuten el día de hoy. Por otro lado, he dicho que se enmascaran en el pasado, porque la propuesta estética futurista no es más que el uso de elementos de la realidad, arquitectura del pasado, tomada de lugares exóticos para el americano, en donde verán algo familiar pero lejano a ellos en tiempo y espacio. Luego, todos estos elementos se complementan con trabajos ya hechos, como es el caso de la película Metrópolis, que es parte de la inspiración de Lucas. Todo se enmascara en una lejanía espacio-temporal. La película completa se enmascara en elementos de hace mucho tiempo en un mundo muy lejano. Todo esto sólo comprueba, como ya había citado antes, “nuestra incapacidad para imaginar el futuro”.



Referencias

Decker, K. S., & Eberl, J. T. (2005). Star Wars and Philosophy: More powerful than you could possibly imagine. Illinois: Carus Publishing Company.

Doctorow, C. (6 de Octubre de 2009). Radical presentism. Recuperado el 28 de Agosto de 2010, de Tin House Blog: http://tinhousebooks.com/blog/?p=410

Gauntlett, D. (2002). Representations of Gender in the past. En Media, gender and identity (págs. 42-57). London and New York: Routledge.

Jameson, F. (1982). Progress versus Utopia. Science Fiction Studies 9.2 , 147-158.

Landete, C. A. (s.f.). El Metalenguaje de la Ciencia Ficción. Recuperado el 28 de Agosto de 2010, de Libro Andrómeda: http://www.libroandromeda.com/PDF/Metalenguaje.pdf

León, M. R. (2007). El relato de ciencia ficción como herramienta para el diseño industrial. Buenos Aires, Argentina.

Lull, J. (1997). Cultura y poder cultural. En Medios, comunicación, cultura: una aproximación global. (págs. 92-118). Buenos Aires: Amorrortu editores.

McCutcheon, M. A. (30 de Junio de 2010). La copyfight, la ciencia ficción y los medios de comunicación social. Recuperado el 28 de Agosto de 2010, de Outra Política: http://outrapolitica.wordpress.com/2010/06/30/la-copyfight-la-ciencia-ficcion-y-los-medios-de-comunicacion-social/

Mussei, A. (2007). Entre la ciencia ficción y las ciencias sociales: el "lado oscuro" de las ciudades americanas. Eure , Vol. XXXIII (99), 65-78.

Simon, R. K. (1997). Star Wars and The Faerie Queene. En Trash culture: popular culture and the great tradition (págs. 29-37). Berkeley & Los Angeles: University of California Press.

Windham, R. (2005). Star Wars: The ultimate visual guide. New York: DK Publishing.

Winkler, M. M. (2001). Star Wars and the Roman Empire. En M. M. Winkler, Classical Myth and Culture in the Cinema (págs. 272-290). New York: Oxford University Press.